GORDO de SEBAKIS


ESTE JUEVES 29 A LAS 22HS EN EL PACHA, PRESENTAMOS GORDO!!!! MI NOVELA MAS HERMOSA HASTA EL MOMENTO.

FIN DE AÑO, GORDURA Y AMOR.

VENITE A FESTEJAR CONMIGO Y LOS MEJORES ARTISTAS DE ANDERGUEAR EN EL MISMO LUGAR, HACIENDO DE TU NOCHE UN ESTALLIDO DE SABOR...

ADEMAS ES HORA QUE LLEVES TU EJEMPLAR ANTES DE LA PRESENTACIÒN CARETA EN MARZO EN EL MALBA BS-AS

ESTO ES UN ENTRE AMIGOS... vamos arriba!!!

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Gordo de Sagrado Sebakis, trilogía compuesta por las novelas breves Risperidona, Sertindól y Zyprexa, propone una poética del nombre propio y, por lo tanto, de la identidad, tanto propia como ajena, una identidad que estará atravesada por la figura de autor hasta romperse, esquizofrénica, en las relaciones sociales imposibles, en el amor, en Internet, en la misma literatura. Las referencias constantes, tanto a personajes famosos como del cir-cuito literario, filtran el hilo conductor de la narración como si los otros fueran las peripecias que el héroe ─autobiográfico─ de-be superar. Como buen narrador-poeta, Sebakis tiene la habili-dad de la mezcla, no solo para ir, con vértigo, de lo íntimo al con-texto y volver, sino también en la modalidad que adopta su prosa combinada, de narrativa y ensayo. Los efectos secundarios del libro podrían suscitar males físicos. En ese caso, se nos aconseja: “Ponga refresh”.

Juan Diego Incardona


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RECTA FINAL de RICARDO BECHER



Homenajeamos a este genial creador con la presentación de su novela póstuma Recta Final, editada en conjunto por la productora Duermevela y las editoriales El asunto y Milena Caserola. También se presentará en formato DVD la película documental de Tomás Ligpot, Ricardo Becher, Recta Final. Durante la velada habrá lecturas, performances, proyecciones y una mesa con invitados especiales.

Acerca de Recta Final – la novela- Por RICARDO BECHER
Crónica absoluta, diario de mis dos años de internación geriátrica, sin trama, sin propósito ni plan definido, en Recta final no hay un ápice de ficción y mucho menos de composición, Recta final no es más que una compulsiva y desordenada búsqueda de refugio en el teclado, la obediencia ciega a un mandato secreto que me dice ¡escribí! ¡escribí! ¡no dejes de hacerlo mientras puedas, es tu última oportunidad! es el registro desnudo de las experiencias vividas y de todo lo que pasó a la vez por mi mente, sueños, recuerdos, reflexiones, emociones, poemas… una última mirada en el espejo, un autorretrato al final del camino.

Acerca de "Ricardo Becher, Recta Final"- El documental- Por Tomás Lipgot

Recta Final es la forma que encontré para agradecerle a Ricardo Becher las enseñanzas – vitales más que técnicas- que me ha transmitido.
Lo conocí en la Universidad del Cine donde lo tuve de profesor de Dirección II y III. No tardamos en hacernos amigos y tarde unos años en reconocerlo como mi maestro. Hay poca gente como él dispuesta a posibilitar el crecimiento y la apertura mental del otro. El ser humano contemporáneo parece estar abocado en la autodestrucción y la de todo lo que lo rodea.

“La muerte, Tommy, el más misterioso de todos los viajes”, me respondió con sus ojitos brillosos de alguien abierto al enigma mayor.
Cuando fui a visitarlo al geriátrico donde se encuentra- luego de un tiempo sin haberlo visto- lo encontré activo en la escritura de su novela Recta Final, trascendiendo así la decadencia humana que lo rodeaba. Cuando le comenté mi idea de hacer este documental, le dije que unos de los ejes inevitables iba a ser la muerte.

Afortunadamente, Recta Final no es una película sobre la muerte.
TRAILER
http://youtu.be/avHz0X6EtWQ

+ INFO
http://www.bn.gov.ar/actualidad/eventos.php?page&safe=932-cine-y-musica-de-autor&CurrentMonth=12%2F10%2F2011&fecha=12%2F14%2F2011&categoria&texto&fechaposteriores
http://lanavedelossuenos.blogspot.com/
http://www.elasunto.com.ar/
http://www.milenacaserola.blogspot.com/
http://www.duermevela.com.ar/

Agradecemos la difusión de esta información


Peronismo Nerd


En el bar de la Revista Orsai, se presentó, El último elemento peronista, de Alejandro Soifer ...



"Soifer, este no es tu peor texto, pero sí el más desafortunado."
Juan Terra nova, escritor y crítico.



¿Qué tienen que ver los dedos cercenados de Juan D. Perón con colectiveros desenfrenados, televangelistas nacionalistas, trabajos basura, una campaña que desde las sombras intenta desarticular el Festejo del Día de San Valentín y mucho, pero mucho Metal Pesado Argentino? Por empezar lo tienen en común a Christopher Perón, un pibe de barrio al que más le gustaría seguir con su vida insípida y sin emociones antes que verse llevado contra su voluntad a una serie de acontecimientos que se irán encadenando de modo aparentemente absurdo pero que esconden la mayor conspiración en la historia política moderna.


Concebida y escrita en tiempos de lo más crudo del conflicto entre el gobierno de Cristina Kirchner y las patronales del Campo, esta novela habla de Perón y del peronismo, de kirchnerismo y anti-kirchnerismo y post-kirchnerismo-post-peronista porque es todo eso y más. Un bocado intenso, una parodia al tiempo que una reflexión política y la primera pieza en la articulación de una nueva concepción política: el Peronismo Nerd.


Carlos Echazarreta "El payador Entrerriano"



Se presentó el broli del gran payador, Don Carlos Echazarreta, en la Asociación Entrerriana "General Urquiza" allá por el 16 de noviembre del año que se va, el 2011.

Acá, a modo de prólogo, una brevísima historia de la payada, por el historiador Roberto Selles.

El 13 de enero de 1690, el regidor y alcalde de Buenos Aires Bartolomé de Olmedo, especificaba en una prohibición pública: “que en las pulperías (despachos de bebidas) después de dada la Oración no ayga bullas de gente y en especial con guitarras ni conversaciones y más con guitarras” (Román, 1957). Acaso se trate de la más añosa alusión a la payada; esas conversaciones con guitarras no parecen ser otra cosa que payadas de contrapunto, aunque no nos atrevemos a asegurarlo.


Más claro es Concolorcorvo, que en 1773, en El lazarillo de ciegos caminantes, decía que los gauchos “se hacen de una guitarrita que aprenden a tocar muy mal y a cantar desentonadamente varias coplas que estropean y muchas que improvisan (...) y se echan unos a otros sus coplas, que más parecen puyas” (Concolorcorvo, 1946). “Muchas que improvisan”; resulta comprensible.

Eran, más o menos, los días del luego mítico Santos Vega. Decimos “luego mítico” porque está comprobado que el célebre payador fue un ser de carne y hueso. Había nacido en la bonaerense Montes Grandes (hoy, partido de General Madariaga), entre 1758 y 1765, según el Manual de navegación del Río de la Plata, de Lobo y Riudavets, editado en Madrid, en 1868 (Jaimes, 1966), y falleció en la estancia de Bernardino Sáenz Valiente, en la también bonaerense San Clemente del Tuyú; según los datos más probables, a fines de junio o principios de julio de 1828.

Uno de los cantares atribuidos a Vega principia con el mismo verso con que lo haría el Martín Fierro: “Aquí me pongo a cantar/ debajo de este membrillo,/ por ver si puedo enlazar/ las astas de aquel novillo”. Y continúa con los dos célebres versos que incluyó Rafael Obligado en su Santos Vega: “Si este novillo me mata,/ no me entierren en sagrao,/ entiérrenme en campo verde,/ donde me pise el ganao”. Pero he aquí que los investigadores probaron que ese cantar ya circulaba en España a partir del Medioevo, en romances como El conde preso, Don Gato, El mal de amor, Romance de Don Manuel y otros.

Ese origen hispano no se debe a la casualidad; el payador y la payada han sido heredados, sin duda, de la Madre Patria. Entre los más antiguos ejemplos españoles encontramos algunos correspondientes al autor de las celebérrimas Coplas, Jorge Manrique, que solía improvisar ante otros poetas.

Un ejemplo (en el castellano de aquellos días): “¿Qual es la mayor pasión,/ dolor de trueno o d’amores?”, preguntaba Pero Vélez de Guevara, y respondía Manrique: “Los males que son menores/ de amor es mi opinión/ que más y mayores son/ de los que de al son mayores;/ y el Dios de los amadores/ no da favor ni destierra/ cuando son merecedores;/ mas do la virtud se encierra,/ la gracia cobra más tierra” (Estrambasaguas, 1970).

Pero, más allá del ambiente cortesano de Manrique, entre el pueblo se improvisa contrapuntísticamente sobre ritmo de verdiales —al son de guitarra, violín de tres cuerdas y pandero— en los montes de la andaluza Málaga, y en la también andaluza Córdoba, se lo hace por fandango, con acompañamiento -tal como entre nosotros- de guitarra.


No sólo en Andalucía; en Galicia al canto de contrapunto se le denomina enchoyada; en Aragón, coplas de pique (pregunta) y contrapique (respuesta); en las Baleares, glosat, y en el País Vasco a los improvisadores se les llama bertsolaris. Pero, evidentemente, han sido los andaluces quienes lo trasladaron a la Argentina y digamos que también a Uruguay, Chile y Brasil (Río Grande do Sul). Elías Cárpena refiere que, durante las romerías españolas llevadas a cabo a orillas del Río de la Plata, solía haber contrapuntos de cantaores flamencos, y recuerda uno de ellos entre “La Maricarmen y Perico el Sevillano” (Cárpena, 1979).

Pero también la improvisación española tiene sus antecedentes. En la antigua Grecia, según el español Eduardo López Chavarri, es conocida la competencia de dos cantantes que, acompañados por la lira apolínea, desarrollan lo que ellos llaman canto amebeo, es decir, de contrapunto. Y aclara que “bien conocida es ya su riqueza musical (la de Grecia) transmitida a España por los colonos griegos que vienen a instalarse en nuestras costas, en las que dejan huella no borrada por influencias posteriores de otros pueblos que invaden la Península” (López Chavarri, 1927).

En nuestro país, la milonga es el género principal del arte payadoril, le sigue la cifra —anteriormente, única especie utilizada— y excepcionalmente, los payadores recurren al estilo, al vals o a la habanera. La décima es la principal combinación poética de los payadores, aunque suelen, a veces, usar la cuarteta, la octava o la sextina octosilábicas. Para el vals, la métrica es el alejandrino, y el endecasílabo lo es para la habanera. También, hoy en día, el payador suele hacer alarde de virtuosismo con la improvisación del soneto.

A partir de Santos Vega, y hasta la actualidad, los payadores no dejarían de aparecer. Siguieron a Vega, en el siglo XIX, Simón Méndez (combatiente en las invasiones inglesas y soldado de Belgrano), Juan Gualberto Godoy (1793-1864), José Domingo Díaz (1803-1866, al que también se le atribuye haber payado con el diablo), Pancho Luna, el centenario Máximo Herrera (1850-1953), Félix Santiago Hidalgo, Juan Antonio Carreras (mendocino, 1859-1903), Cayetano Daglio Pacheco (uruguayo, 1860-1924), Pablo José Vázquez (1864-1897, cuya tumba aún persiste en el camposanto de su barrio, Lomas de Zamora), Gabino Ezeiza (1858-1916, que fijó, se dice, el canto por milonga y dejó una considerable cantidad de discos), Nemesio Trejo (1862-1916), Maximiliano Santillán (+ 1904), Higinio Cazón (1866-1914), Luis García y Morel (1875-1963), José María Silva (+ 1913) y Juan de Nava (+1918).

Pero no sólo los hombres; también las mujeres se le han atrevido al canto improvisado. La más lejana de ellas es Victoria la Payadora, que cantó en el sitio de Montevideo (1814). Le sucedieron Juana Acevedo (chilena), Aída Reyna (discípula de Gabino), Delia Pereyra, Pepita Avellaneda (asimismo célebre cantante de tangos y discípula de Betinoti, 1874-1951), Ruperta Fernández (entrerriana, también curandera), Estela de Acosta García (esposa del célebre Luis Acosta García), Susana Velázquez, y las actuales Marta Suint, Susana Repetto, Liliana Salvat, Mariela Acevedo (uruguaya), Cecilia Astorga y Pepita Rubio (ambas chilenas).

En el siglo XX -algunos de ellos, nacidos en la décadas finales de la centuria anterior- brillaron Ángel Villoldo (el autor de El choclo y El porteñito, 1861-1919), Arturo de Nava (hijo de Juan, 1876-1932), José Betinoti (1878-1915), Federico Curlando (1878-1917), Edmundo Montagne (n. 1880), Anastasio Caggiano (1881-1955), Martín Castro (1882-1971), José Antonio Matas (n. c. 1882), Tomás Davantés (1883-1935), Generoso D’Amato (1884-1924), Ramón Vieytes (n. c. 1884), Ambrosio Río (1885-1931), Evaristo Barrios (+ 1959), Francisco Nicolás Bianco (1887-1960, rosarino y letrista de divulgados valses, como El aeroplano, Orillas del Plata o Ausencia), Silverio Manco (n. 1888), Ángel Greco (autor de Naipe marcao, 1892-1938), Víctor Galieri (1892-1954, el de Ansina es la madre mía), Juan Bautista Fulginiti (nacido en Génova, 1895-1951), Luis Acosta García (1897-1935), Cayetano Daglio “Pachequito” (hijo de Daglio Pacheco, 1898 ó 1901-1982), Natalio Carcavallo (n. c. 1898), Domingo Puleio (nacido en Italia, en 1900).

A comienzos de la segunda mitad del siglo pasado o algo después, sobresalieron nombres como los de Carlos Echazarreta, Álvaro Casquero, Aldo Crubellier, Catino Arias, Ángel Colovini, Aramis Arellano, Toto Mora, Pelegrino Torres, Víctor Gazcón, Gerardo y Waldemar Lagos. Muchos de ellos solían aparecer asiduamente en los espacios televisivos, lo cual extendió la tradición payadoril a todos los ámbitos.

En los últimos tiempos son algunos de los nombres representativos Jorge Gauna, José Curbelo, Juan Carlos “Indio” Bares, Gustavo Guichón, Juan Zenón, Juan Carlos “El Gaucho” Talas y muchos otros. Entre ellos, algunos sumamente jóvenes, como David Tokar y Juan Alberto Lalanne, lo cual nos confirma que el arte repentista sigue vigente y tiene cuerda para rato. Así sea.